React fue la librería de 2015. Se ha metido de lleno en los stacks de los gigantes de la industria como Facebook, Netflix, Instagram, Apple, Airbnb, Paypal, etc.

Uno de los factores diferenciadores respecto a otras soluciones como Angular o Ember es que se define como una “librería para construir interfaces de usuario”, no como un framework al uso.

El minimalismo de React implica cuestionarse el tooling necesario para construir una aplicación compleja. Desde el manejo de los side effects hasta la gestión de las rutas, pasando por el formato del store y por el fetching de datos.

Hay tal cantidad de tooling que en parte se le atribuye al ecosistema de React la “Javascript Fatigue”, incluso importantes nombres de la industria critican la cantidad de boilerplate que hay que escribir en una aplicación grande.